A modo de tapiz, ubicado en el muro septentrional en la Capilla de San Martín de la Catedral Vieja de Salamanca, la cual tenía una función funeraria, aunque también fue utilizada para guardar el aceite, dotándole del nombre de Capilla del Aceite. Quiere reflejar el tema del Juicio Final, es por esto por lo que en la parte baja encontramos los condenados y los salvados a sendos lados de la figura de Cristo. Coronando la composición encontramos el tema de la Hetoimasia, con un trono vacío con los símbolos de la pasión Cristo, la lanza, la cruz y la esponja empapada en vinagre; que alude a que el trono pertenece a Jesús, y que será ocupado cuando regrese a la Tierra para el Juicio Final.
La escena se encuentra divida en tres niveles, el primero con una cátedra vacía con diferentes personajes, que será el sitio que ocupe Cristo tras el Juicio Final; en el centro se encuentra Cristo en una mandorla rodeado por ocho ángeles y un serafín, flanqueado la representación del déesis y el apostolado; en los extremos de la parte inferior se muestra el paraíso y el infierno, además tan sólo se condena el pecado de la lujuria, puesto que se representan, íntegramente, los cuerpos femeninos en la parte infernal. Es por esto por lo que se puede afirmar que se trata de una imagen narrativa, ya que no hay que olvidar que en esa época la mayoría de la población era analfabeta, y querían usar las imágenes a modo de adoctrinamiento para los fieles, siendo más fácil comprender el mensaje de Cristo con imágenes que con las propias oraciones. Esta pintura concibe el mundo divino como la unión de cuatro partes, puesto que también se representa el limbo en la parte izquierda y el purgatorio en la derecha. Tiene un carácter bizantino, aunque la técnica sigue la línea gótica. En el centro de la imagen encontramos dos ángeles tañendo unas trompetas anunciando el Juicio Final.