Aparecen en primer plano la Sagrada Familia en el pesebre y al fondo la Anunciación de los pastores. Es el momento, como indica la Biblia (Lucas 2: 8.20), de la aparición del Ángel del Señor a los pastores que vigilaban su rebaño por la noche en la comarca del nacimiento de Jesús. Por ello, la escena principal es la Natividad de Cristo, ocupando gran espacio y dejando menos para la escena de los pastores al fondo, generando una desproporción en el tamaño de los representados.
En la escena están los dos pastores tocando instrumentos de viento (una gaita y un aerófono tipo dulzaina), cuando el ángel despliega la filacteria (que no es legible). La pintura, propia del Renacimiento florentino, sobresale por las reglas de la perspectiva lineal creando una composición profunda y rica. Hay armonía en los conjuntos de figuras, es un retrato realista. Un rasgo de la época es el gusto por lo pintoresco y episódico.
El ambiente es naturalista y bucólico: el fondo es risueño, están los pastores con el perro tras una valla que retiene las cabras y ovejas. Asimismo, hay accesorios no relevantes para la narración que están en punto de mira, como la mula y el buey. Está pintada sobre oro para realzar los colores, que son limpios y brillantes gracias al procedimiento del temple de huevo. Los colores de los ropajes de María, José y el ángel son vivos (naranja, azul), mientras que los de los pastores son de tonos marrones. El cielo tiene unos colores poco realistas (azules plateados y dorados, a juego con la estrella que marca el camino a los Reyes Magos y las aureolas de María y José).
La fisonomía es algo inexpresiva, tapada con el velo de la virgen y las túnicas, modeladas a pliegues redondeados. Los materiales están detallados, como los troncos del pesebre, las rocas de las montañas y la techumbre de paja, así como la cuna.